Como sabéis este jueves es 31 de Octubre, también conocido como Halloween, por eso esta semana os queremos hablar del miedo.
El miedo es una condición inherente a la vida animal. Día tras día lo sentimos y sufrimos, siendo muchos los estímulos que lo desencadenan. Pero, ¿Alguna vez os habéis preguntado qué hay detrás de esa sensación? No os preocupéis, ¡hoy os sacaremos de dudas! Para ello, desglosaremos el miedo en distintos enfoques.
A nivel evolutivo, es fácil ver como el miedo supone una ventaja para todos nosotros. Todos los seres vivos nos vemos, día tras día, expuestos a situaciones de estrés en nuestro ecosistema a las que nos debemos enfrentar. Cada cambio del entorno debe ser respondido de forma adecuada y precisa para sobrevivir a él. En este contexto, la sensación de miedo es el reflejo psicológico de nuestro cuerpo preparándose para afrontar un potencial peligro. Por ello, la sensación de miedo supone una fuerte ventaja evolutiva y no es de extrañar que haya prevalecido a lo largo de la evolución.
Imagen de: getalookatthis.com |
A nivel biológico, el miedo es una de las emociones mejor caracterizadas. Siendo el modelo más estudiado el ratón. Se estudia por medio del condicionamiento pavloviano, en el cuál se sincroniza un estímulo controlable (un sonido) con uno incontrolable (un calambre). Tras muchas repeticiones, el sonido induce en el ratón una sensación de miedo/preparación a responder al peligro. Sin duda alguna, el paradigma de esta emoción, encuentra su origen en el sistema nervioso. Y gracias al condicionamiento Pavloviano y distintos experimentos, con los que no os aburriremos, se logró caracterizar el mecanismo. Todo empieza con nuestros sentidos captando algo. Este algo puede suponer una clara agresión (el calambre) o algo que hayamos asociado a un peligro (el sonido). Ambos desencadenan la liberación de señales por el Sistema Nervioso periférico que migran hasta el sistema nervioso central (CNS). En el CNS, nuestro primer actor será el Tálamo, que asciende la información a la corteza cerebral, de forma que la señal de ambos llega a nuestro gran protagonista: ¡La Amígdala! Esta pequeña estructura debe su nombre a su extraño parecido a una almendra y es esencial para nuestro sistema límbico. En respuesta a las señales del tálamo y el córtex (región que integra y coordina una gran cantidad de procesos) se estimula el núcleo lateral de la amígdala (LA) que permite un flujo de información hacia:
(1) El núcleo central: Encargado de activar las señales defensivas con neurotransmisores como las famosísimas Dopamina, Serotonina y Adrenalina.
(2) El núcleo Accumbens muy importante en la ruta para aprender de dicho estímulo y para integrar una posterior toma de decisiones.
Os dejamos por aquí un par de esquemas en los que se ve más claro:
Imagen de: Evolution of human emotion: A view through fear. Joseph E. Ledoux. |
Imagen de: Amygdala activity, fear, and anxiety: modulation by stress. Kerry J. Ressler. |
El papel de la amígdala, aunque inestimable, no da cuenta de la sensación de miedo sino del cambio fisiológico que desencadena este. La sensación encuentra su origen en la estructura más característica de seres evolucionados, el córtex. Concretamente el córtex prefrontal, con una considerable aportación del hipocampo, este último forma parte del sistema límbico (emociones, memoria, hambre,...) y entre sus funciones tenemos la generación de nuevos recuerdos o la orientación espacial.
Imagen de: Researchfeatures.com |
Otro enfoque apasionante es el patológico el del miedo como enferemedad. La expresión puede sonar extraña a primera vista pero estamos seguros de que todos vostros padeceis o conoceis a alguien con una fobia.Y es qué una fobia no entraña ni más ni menos que una manifestación patológica del miedo. Como recordaréis al principio hemos explicado que el miedo supone una ventaja evolutiva en tanto que consolida el origen de una respuesta adecuada y precisa un estímulo potencialmente peligroso. En contraste, el miedo es una respuesta desproporcionada a estos estímulos. El origen de la misma se ha asociado a cuadros patológicos mayores como algunas enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, la mayor parte de los casos se debe a una asociación emocional permanente. Esta última nace por dos mecanismos diferentes. La primera vía, y la más común, es por asociación directa estímulo-sensación, como sufrir un accidente de coche y tener miedo a conducir. La segunda sería una asociación más indirecta al ver a alguién reaccionar al estímulo y mimetizar su respuesta. Seguro que conoceis cientos de fobias, os dejamos por aquí las que más nos sorprenden a nosotros:
- Hexakosioihexekontahexafobia: Fobia al número 666.
- Omfalofobia: Fobia a los ombligos.
- Hipopotomonstrosesquipedaliofobia: Irónicamente, fobia a la pronunciación de palabras largas y complicadas.
Eso es todo por hoy, para el que se haya quedado con ganas de saber más acerca del cerebro y las emociones, os dejamos aquí este intuitivo e interesante vídeo:
How stress affects your brain - Madhumita Murgia
¡Hasta la semana que viene!
Referencias bibliográficas:
- Adolphs R. The biology of fear. Curr Biol. 2013;23(2):R79–R93. doi:10.1016/j.cub.2012.11.055
- LeDoux JE. Evolution of human emotion: a view through fear. Prog Brain Res. 2012;195:431–442. doi:10.1016/B978-0-444-53860-4.00021-0
- Ressler KJ. Amygdala activity, fear, and anxiety: modulation by stress. Biol Psychiatry. 2010;67(12):1117–1119. doi:10.1016/j.biopsych.2010.04.027
- https://researchfeatures.com/2017/07/26/challenging-current-approaches-understanding-anxiety/
- Garcia R. Neurobiology of fear and specific phobias. Learn Mem. 2017;24(9):462–471. Published 2017 Aug 16. doi:10.1101/lm.044115.116
- Qais AbuHasan; Waquar Siddiqui. Neuroanatomy, Amygdala StatPearls. February 20 2019
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